- La Guardia Civil está a la espera de que el juez de Carmona autorice una rueda de reconocimiento.
- Ya ha sido reconocido fotográficamente por los testigos.
Ocho años y medio después, el asesinato de Jerónimo Luna, vigilante de seguridad de la empresa Prosegur muerto en un atraco el pasado 15 de julio de 2008, podría estar a punto de resolverse. Según fuentes de la investigación, el caso estaría muy próximo a su cierre, tanto que el autor material de los hechos habría sido ya fotográficamente identificado por alguno de los testigos quedando únicamente a la espera de que el juzgado de Carmona que lleva la instrucción del caso autorice la realización de una rueda de reconocimiento para afianzar la acusación. Para ello tendría que dictar una orden de detención sobre el sospechoso.
Los agentes del equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil, encargados de la investigación del caso, ya se habrían entrevistado nuevamente con los testigos del asesinato de Luna, uno de los dos vigilantes del furgón blindado de Prosegur que en julio de 2008 fue atracado a tiros en El Viso del Alcor y que falleció poco después en el hospital. Por entonces se abrieron muchas líneas de investigación que no dieron los resultados esperados, pero una información recibida hace unos meses por los agentes que investigan los hechos hizo que se procediera a la reapertura del caso, encontrando por fin la llave del cerrojo.
Poco ha trascendido acerca del presunto autor del crimen. Las fuentes lo describen como un individuo muy bragado, con antecedentes por hechos de la misma índole en otras localidades de la provincia de Sevilla. Así pues, a la espera de la realización de nuevas diligencias y lo que posteriormente dictamine el juzgado, los investigadores de la Unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil confían en poder cerrar un caso que se alarga ya por más de ocho años tras un infatigable trabajo.
El tiroteo ocurrió sobre las once menos veinte de la mañana. Luna y Castillo llegaron a El Viso del Alcor en un furgón conducido por un tercer vigilante. La sucursal del Banco Santander de la calle Real era la primera parada. Esta vía es de sentido único y es difícil aparcar en ella en las horas centrales del día. Esta circunstancia obligaba a estacionar el furgón blindado en la calle Corredera, paralela a la calle Real y que se comunica con ésta por el pasillo central del mercado de abastos. Un vez que aparcaron el furgón, donde se quedó esperando el vigilante que iba al volante, los dos profesionales de seguridad atravesaron el mercado y se dirigieron a la entidad bancaria, situada en el número 45 de la calle Real. Allí recogieron varias sacas con 100.000 euros. El atracador ya estaba a la espera.Jerónimo Luna era un padre de familia de 48 años que trabajaba de vigilante de seguridad en la empresa Prosegur. Su puesto habitual no era en ese furgón sino en la sede de la Radio Televisión Andaluza (RTVA). Sin embargo, era habitual que echara horas extras y ese martes 15 de julio de 2008 era uno de los integrantes del furgón que fue atacado en un callejón cuando regresaba de una sucursal del Banco Santander. De los siete disparos que efectuó el asesino, cinco impactaron en diferentes partes del cuerpo de Diego Castillo, el otro vigilante de seguridad, y otro en el abdomen de Jerónimo Luna, que a la postre resultó mortal. El vigilante falleció horas más tarde en el Hospital Virgen del Rocío, donde no se pudo hacer nada por su vida debido a la cantidad de sangre que había perdido.
Tras salir del banco, los dos vigilantes ni siquiera llegaron a acceder de nuevo al mercado para emprender el itinerario de regreso. En la misma rampa de acceso a la plaza de abastos, un individuo armado que circulaba en una motocicleta de gran cilindrada les disparó a bocajarro. Los dos vigilantes se desplomaron de inmediato. El atracador, que en ningún momento se quitó el casco para no ser identificado, aprovechó entonces para llevarse el dinero y huir en la motocicleta a toda velocidad.
Hasta el lugar de los hechos se desplazaron más de cuarenta guardias civiles, que tomaron declaración a todos los testigos del suceso y establecieron un dispositivo para controlar las salidas y entradas de El Viso del Alcor para tratar de impedir la huida del asesino. Aquella primera investigación no llegó a buen puerto y pronto se estancaría sin resultados.Todo transcurrió con el mercado abierto al público. Los vecinos y placeros huyeron despavoridos al escuchar las detonaciones. Al cesar el tiroteo llegaron las primeras personas para auxiliar a las víctimas. Luna estaba tendido en el suelo, totalmente inconsciente. Algunos de los testigos intentaron hacerle un torniquete para detener la hemorragia. El otro vigilante de seguridad apenas podía mantenerse de pie. Pocos instantes después llegaron los servicios de emergencias sanitarias del 061. Tras evaluar las heridas, optaron por la evacuación en helicóptero al hospital Virgen del Rocío, donde Jerónimo Luna moriría esa misma tarde. Su compañero fue ingresado en el hospital Virgen de Valme y pudo salvar la vida.
La empresa Prosegur sufría uno de los varapalos más duros de su historia. Los compañeros del vigilante asesinado portaron al día siguiente el féretro con los restos mortales de Jerónimo Luna hasta el cementerio de San Fernando de Sevilla, donde recibió sepultura. Los vecinos de El Viso del Alcor mostraron desde el primer momento una gran implicación y colaboración para atrapar al autor de los hechos y resolver lo antes posible un caso que ahora, ocho años y medio después, estaría sólo pendiente de que el juez autorice una rueda de reconocimiento para poder cerrarlo.
Un gaditano hijo de guardia civil que se crió en el País Vasco
La víctima del tiroteo, Jerónimo Luna Torres, tenía 48 años y era padre de un niño de ocho. Presidía en su barrio de Pino Montano la Asociación de Familias Adoptantes de Andalucía (Afaan), entidad que lleva actualmente su nombre. Luna nació en Zahara de la Sierra (Cádiz) y pasó su infancia y adolescencia en el País Vasco, donde estaba destinado su padre, guardia civil. Se instaló en Sevilla poco antes de casarse. Trabajaba para Prosegur como vigilante en Canal Sur, casi siempre en el edificio de la Cartuja, pero como tenía licencia de armas hacía de vez en cuando trabajos especiales como el de El Viso del Alcor para sacar algo más de dinero a fin de mes. Sin ser socio, Jerónimo Luna colaboraba habitualmente con la asociación Ben Basso de defensa del patrimonio, materia de la que era un apasionado. Le gustaba mucho la cultura rusa y la Semana Santa de Sevilla. Salía de costalero en la Cena.