La firma de la adquisición, por un precio que no ha trascendido, se realizó la semana pasada, aunque los pasos para la integración comenzaron hace meses. Los trabajadores temen que las sinergias acarreen despidos.
Una gran operación empresarial en el sector de la seguridad se acaba de firmar en Madrid. Se trata de la fusión por absorción de Castellana de Seguridad (Casesa) por parte de Ombuds, que da lugar al nacimiento de un gigante sectorial que contará en un principio con más de 9.000 empleados y una facturación aproximada de 260 millones de euros, según las propias compañías. El nuevo gigante se convertirá en la segunda empresa del sector por volumen de negocio, tan sólo detrás de Securitas, según los datos que facilita eInforma, superando a la cotizada Prosegur.
La operación, largamente rumoreada, ha dado el salto definitivo tras la firma del acuerdo la pasada semana y ha sido confirmada a este diario desde distintas fuentes empresariaes y sindicales. Un portavoz oficial de Ombuds, sin embargo, negaba la mayor a Vozpópulieste mismo lunes. Después de reiteradas llamadas, el aludido ha preferido cortar la conversación por lo sano: "No te voy a decir nada, buenas tardes".
La fusión, con algunos flecos aún por concretar, se ha llevado con la máxima discreción por parte de la empresa compradora, Ombuds, que paradójicamente cuenta con un menor tamaño que Casesa tanto en facturación como en número de empleados (3.000 frente a más de 6.000). En 2011, el grupo Ombuds fue adquirido en un 75% por JZI Capital Partners a su entonces dueño, Rodrigo Cortina López, proveniente de una familia muy bien relacionada con el Partido Popular y sus servicios de seguridad. JZI es un grupo británico de capital riesgo que tiene como objetivo impulsar compañías de tamaño medio y que engloba empresas con una facturación conjunta de más de 1.000 millones anuales.
Tras adquirir Ombuds por un precio que no se hizo público, el inversor prometió convertirla en "uno de los principales operadores europeos de servicios de seguridad en un plazo de tiempo muy corto". En los últimos ejercicios, el grupo adquiriente ha ido haciendo realidad su promesa al colocar a Ombuds en la parte alta del ranking de las compañías más grandes del sector. La absorción de Casesa le permitirá escalar hasta el segundo puesto de dicho ránking. De acuerdo con las cifras de facturación referidas al ejercicio 2012, tras las tres primeras antes aludidas se situarían ahora Eulen, Segur Ibérica o Vinsa.
Compartiendo software
La operación viene rumoreándose desde hace meses, aunque fue a principios de septiembre cuando dio el salto definitivo. Ambas compañías han pasado a compartir ciertos softwares para acelerar su integración y los empleados comienzan a posicionarse. La inquietud es grande ante el temor de que una operación de tal magnitud traiga consigo recortes de plantilla, especialmente en Castellana de Seguridad, que cuenta con más empleados y contratos de más volumen.
Los rumores sobre operaciones corporativas han sido abundantes en el sector en los últimos tiempos, rumores que la mayor parte de las veces no llegan a materializarse. Ocurrió el pasado verano cuando, aprovechando la confusión estival, surgió un bulo según el cual Prosegur habría comprado Casesa y Segur Ibérica, una historia que ni siquiera apareció en la sala de prensa de la compañía dirigida por Helena Revoredo.
"Es una actitud habitual en el sector que haya muchos rumores, pero también que una empresa compre otra para hacerse con sus contratos", comenta a Vozpópuli una fuente sindical. Casesa ha sido la agencia de seguridad de importantes eventos deportivos como la última Vuelta a España. Tiene clientes de renombre en sectores como el financiero (Santander, BBVA o EVO Bank) o de gran consumo (Carrefour, Worten o Cortefiel). También trabaja con Renfe, Iberdrola, Repsol, Peugeot o Altadis, por citar sólo algunas compañías.
Casesa era un
Casesa, cuyos dueños, según la rumorología del sector, llevaban tiempo tratando de venderla, está también presente en la administración pública con especiales buenas relaciones con el Ministerio de Economía, la Junta de Andalucía o el Gobierno vasco, que le adjudicó en 2010 nada menos que un tercio de todos los servicios de seguridad privada a políticos, jueces y cargos electos en el País Vasco. Precisamente Ombuds fue otra de las agraciadas por este contrato de seguridad de 144 millones de euros. No obstante, el final de la violencia de ETA y la relajación de la tensión en País Vasco y Navarra redujo drásticamente el negocio de la compañía.
Ombuds también tiene buenas relaciones con la administración pública, como evidencia el contrato de 3 millones de euros que le adjudicó el Ministerio de Defensa en 2013 para la seguridad de 10 centros sanitarios militares.
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