Un vigilante de seguridad, que estaba fuera de servicio, fue víctima de una brutal paliza al intentar evitar que un hombre agrediese a una mujer que estaba siendo golpeada. Los hechos tuvieron lugar el pasado sábado 27 de mayo, cuando Alfonso Magaña, zaragozano de 54 años de edad acudió con unos amigos al Centro Social Comunitario Luis Buñuel de la capital aragonesa, donde se celebraba una feria vegana y contra el maltrato animal.
Nada más llegar “me encontré con una situación en la que un hombre insultaba y agredía a una mujer”, relata el protagonista. “Al verlo -continúa-, llamamos a la Policía, pero el agresor ya estaba golpeando a la víctima e intervine”.
Al parecer, el agresor se habría dirigido hacia una pareja en actitud desafiante, gritando al hombre “te voy a matar”, y a la mujer “eres una hija de puta, te voy a matar”. A continuación, y según la declaración del testigo de la escena, el individuo escupió a la mujer y le propinó una bofetada. Cuando iba a agredirla por segunda vez, intervino Magaña.
“Solo quería evitarlo y apartar el riesgo de la persona que lo estaba sufriendo”, comenta. “No pensé en mi. No tuve miedo. Por la cabeza lo único que se me pasaba es 'Ni una menos', 'Nos queremos vivas', -en referencia a algunos de los lemas contra el maltrato-”, recuerda.
“Le dije al hombre que parara, intenté separarlo de ella y, a cambio, recibí dos golpes en la cabeza y quedé inconsciente en el suelo”, se lamenta el vigilante. “El primer golpe lo vi venir, pero el segundo me lo tuvieron que contar porque ya estaba K.O. Sangraba por la nariz y el oído y la gente pensó que me había matado”, reconoce.
Dos días de ingreso
Los asistentes a la fiesta le socorrieron y tuvo que ser trasladado al hospital en ambulancia. Estuvo dos días ingresado. El resultado de la brutal agresión: rotura de la nariz, un brecha en la cabeza e importantes daños en un oído.
“Debido a las lesiones tuvieron que operarme y me dieron más de 12 puntos en total”, apunta Magaña. Las cicatrices de los golpes todavía se observan en su rostro casi un mes después.
Nada más salir del hospital, el vigilante denunció los hechos en la comisaría Centro de la Policía Nacional y en el Juzgado de Violencia de Género nº 1 de Zaragoza, como víctima de violencia machista.
El agresor “fue detenido y puesto a disposición judicial, pero a día de hoy se encuentra en libertad a la espera del juicio”, explica Magaña. Fuentes policiales han confirmado los hechos que relata la víctima y la existencia de sendas denuncias.
“Cuando me preguntaron en el juzgado sobre él, les dije que la mujer agredida podía ser la próxima víctima mortal de violencia machista”, apunta el vigilante. Sin embargo, “ella se acogió al derecho a no declarar y me pidió disculpas por no denunciar”, lamenta Magaña.
Ante la pregunta de si merece la pena exponerse así a una agresión, este zaragozano lo tiene claro: “Es una obligación. Algo que todo el mundo debería hacer”. Y añade que “al final se cansarán, hay que denunciar y perder el miedo”.
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