La Audiencia Provincial de Logroño ha condenado a diez años y medio de cárcel a un vigilante de seguridad por cometer tres atracos en los que obtuvo 33.300 euros y a penas de dos y seis meses, respectivamente, a dos guardias civiles por encubrir y prestar al acusado el arma con el que cometió los robos.
Los tres acusados han aceptado hoy, en la vista celebrada en la capital riojana, las penas propuestas por el fiscal en su escrito de acusación.
El vigilante de seguridad, J.Á.A.L., de 37 años, ha sido condenado por tres delitos de robo, otro de tenencia ilícita de armas y uno más de simulación de delito, por el que tendrá que pagar una multa de 1.260 euros.
Por su parte, J.Á.G., guardia civil de 44 años retirado desde 2005, ha aceptado una pena de dos años de cárcel por los delitos de encubrimiento y tenencia ilícita de armas.
D.A.P., otro agente de la Benemérita de 44 años que se encontraba de baja médica, ha sido condenado a seis meses de prisión por tenencia ilícita de armas.
En ambos casos, la pena de cárcel se sustituirá por dos multas de 12.690 y 2.160 euros, respectivamente, y J.Á.G. le descontarán los cinco meses que estuvo en prisión preventiva.
Los hechos se remontan a noviembre de 2010, cuando el vigilante de seguridad utilizó una pistola que había sido modificada, y que le había proporcionado el guardia retirado, para atracar con la cara oculta por un pasamontañas una gasolinera situada en Agoncillo (La Rioja), de donde se llevó 855 euros.
A la mañana siguiente, el acusado se desplazó en su coche a una sucursal bancaria de la localidad de Galilea, cuyas medidas de seguridad conocía por su trabajo como vigilante jurado.
Con la cara tapada, le contó al empleado que se encontraba en paro y que le hacían falta 12.000 euros para pagar un tratamiento médico para su hijo, enfermo de cáncer.
Tras pedirle el DNI al trabajador y amenazarle con pegarle un tiro si le engañaba, se llevó 31.925 euros de la entidad bancaria.
Como un vecino de Galilea le vio montarse en coche cuando finalizó el atraco, denunció esa misma mañana el robo del vehículo en la comisaría de la Policía Nacional y después compró otro coche que puso a nombre de su esposa.
En enero de 2009, también armado y con la cara tapada, atracó la gasolinera San Quintín de Logroño, donde obtuvo 519 euros.
Según el escrito del fiscal, el guardia civil retirado ayudó al acusado a ocultar el arma con la que cometió los atracos, de los que tuvo conocimiento después de que ocurrieron.
Por su parte, el otro agente se dedicó a modificar la pistola, una actividad clandestina para la que no estaba autorizado, sostiene el Ministerio Público.
En los registros domiciliarios de los dos agentes se encontraron varias armas y calibre de diversas municiones.
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