"Me la jugué, pero tenía que hacer algo porque veía que me iba a pegar un tiro". David G., vigilante de seguridad de 31 años, cuenta a Las Provincias el momento en el que se jugó la vida por impedir que un ladrón accediera a una finca de Torrent, localidad en la que reside. El asaltante le apuntó con una pistola después de que le llamara la atención por intentar saltar una verja para entrar en el edificio. Lejos de amedrentarse, el vigilante consiguió reducir al asaltante, desarmarlo e inmovilizarlo en el suelo hasta que llegó la Policía Local y lo detuvo.
David salía de su casa el pasado miércoles pasadas las cuatro de la tarde para ir a recoger a sus hijas al colegio. La calle Jesús de Torrent estaba desierta, sólo estaban él y otro vecino que le alertó sobre un hombre "con mala pinta y sospechoso" que rondaba el lugar. Sin dudarlo, el vigilante de seguridad localizó al individuo, que intentaba colarse en una finca de la calle Mare de Déu del Bon Consell saltando una verja exterior. "¿Qué haces?", le preguntó. Nada más escuchar la cuestión, el hombre se acercó a David y le pidió que le diera todo el dinero que tuviera. "Le dije que se tranquilizara. En ese instante recordé que no llevaba ni un euro encima y, como tardaba en reaccionar, se pensó que no le quería dar nada. Se impacientó, sacó una pistola y me apuntó", recuerda el también expolicía militar en el cuartel de Bétera.
"Estaba muy alterado"
"Cargó el arma, pero tuve suerte, o no tenía munición o el proyectil se quedó encasquillado. Le dije que se acercara para darle el dinero. Estaba en juego mi vida, tenía que hacer algo. Le noté muy alterado, quizá con el mono de alguna dorga". En cuanto el ladrón se aproximó a David, éste le realizó una llave de judo denominada sankaku-jime, una técnica de estrangulación sanguínea usada en varios tipos de artes marciales, en la que se emplean las piernas para rodear la cabeza y un brazo del oponente en la forma de un triángulo.
"No quería estrangularle, sólo inmovilizarle hasta que llegara la Policía, los vecinos ya habían dado el aviso", cuenta David, trabajador de Prosegur con nueve años de experiencia en el sector de la seguridad privada. Todo duró alrededor de 10 minutos. "Lo tuve allí quieto unos cinco minutos", justo el tiempo que tardó en acudir al lugar un motorista de la Policía Local de Torrent para engrilletar al delincuente, de nacionalidad rumana y que cuenta con antecedentes penales por robos con fuerza e intimidación.
"Cariño, recoge tú a las niñas"
Una vez controlada la situación y con el malhechor entre sus piernas pidiéndole que no le hiciera más daño, David cogió su móvil y llamó a su esposa. "Cariño, recoge tú a las niñas que a mí no me va a dar tiempo", le dijo, además de contarle todo lo que había pasado y en la situación en la que se encontraba. "¡Estás loco!", le contestó ella entre preocupada y aliviada.
David salía de su casa el pasado miércoles pasadas las cuatro de la tarde para ir a recoger a sus hijas al colegio. La calle Jesús de Torrent estaba desierta, sólo estaban él y otro vecino que le alertó sobre un hombre "con mala pinta y sospechoso" que rondaba el lugar. Sin dudarlo, el vigilante de seguridad localizó al individuo, que intentaba colarse en una finca de la calle Mare de Déu del Bon Consell saltando una verja exterior. "¿Qué haces?", le preguntó. Nada más escuchar la cuestión, el hombre se acercó a David y le pidió que le diera todo el dinero que tuviera. "Le dije que se tranquilizara. En ese instante recordé que no llevaba ni un euro encima y, como tardaba en reaccionar, se pensó que no le quería dar nada. Se impacientó, sacó una pistola y me apuntó", recuerda el también expolicía militar en el cuartel de Bétera.
"Estaba muy alterado"
"Cargó el arma, pero tuve suerte, o no tenía munición o el proyectil se quedó encasquillado. Le dije que se acercara para darle el dinero. Estaba en juego mi vida, tenía que hacer algo. Le noté muy alterado, quizá con el mono de alguna dorga". En cuanto el ladrón se aproximó a David, éste le realizó una llave de judo denominada sankaku-jime, una técnica de estrangulación sanguínea usada en varios tipos de artes marciales, en la que se emplean las piernas para rodear la cabeza y un brazo del oponente en la forma de un triángulo.
"No quería estrangularle, sólo inmovilizarle hasta que llegara la Policía, los vecinos ya habían dado el aviso", cuenta David, trabajador de Prosegur con nueve años de experiencia en el sector de la seguridad privada. Todo duró alrededor de 10 minutos. "Lo tuve allí quieto unos cinco minutos", justo el tiempo que tardó en acudir al lugar un motorista de la Policía Local de Torrent para engrilletar al delincuente, de nacionalidad rumana y que cuenta con antecedentes penales por robos con fuerza e intimidación.
"Cariño, recoge tú a las niñas"
Una vez controlada la situación y con el malhechor entre sus piernas pidiéndole que no le hiciera más daño, David cogió su móvil y llamó a su esposa. "Cariño, recoge tú a las niñas que a mí no me va a dar tiempo", le dijo, además de contarle todo lo que había pasado y en la situación en la que se encontraba. "¡Estás loco!", le contestó ella entre preocupada y aliviada.
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