Los 15 vigilantes de seguridad que custodian las obras del nuevo Hospital de Toledo están preocupados. No en vano, el 1 de septiembre se publicará el pliego de condiciones que ha de asumir la empresa privada que se encargue de este servicio y sospechan que habrá una reducción en la plantilla, máxime cuando se prevé que la obra se demore tras el recurso presentado por el PSOE que pide la paralización del concurso.
Los vigilantes rotan en turnos de tres personas durante las 24 horas del día. El año pasado eran cuatro, pero los recortes también llegaron a sus puestos de trabajo. Ahora, les han llegado comentarios de que una sola persona estará encargada de cumplir esta misión.
Ellos consideran que el número actual resulta a veces insuficiente, dado que a menudo se cuelan niños en el interior del recinto, con los consiguientes riesgos que ello conlleva en una obra de tal envergadura. Otro de su temores es que se produzca una ocupación del monumental recinto, como ya ocurrió en su día en el hospital que se construyó en una zona cercana a Los Pinos, en Olías, que nunca llegó a funcionar como centro sanitario, pero sí como albergue de numerosas familias.
Los actuales vigilantes de seguridad interpretan que el Gobierno del PP daba por hecho que los socialistas iban a presentar un recurso, con lo cual la obra iba a continuar parada y no iba a empezar en los próximos cuatro meses, según anunció en un principio el SESCAM. De ahí que no consideren necesaria "tanta" vigilancia.
El colectivo argumenta que "nunca pasa nada" en la obra "porque estamos nosotros". Ahora salen en defensa de sus puestos de trabajo y de la seguridad de un megahospital cuya construcción, parece, va para largo.
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