Un grupo de grafiteros reaccionó de manera violenta cuando se toparon con vigilantes de seguridad de Serveis Ferroviaris de Mallorca (SFM) en la estación central. Al ver que los guardas les cortaban el paso y no les dejaban pintar los vagones de tren, les arrojaron piedras y les amenazaron con una barra de hierro. Uno de los empleados sufrió la fractura de un dedo.
Los hechos se iniciaron sobre las cuatro de la tarde del pasado sábado en la sede de la estación central de SFM, situada en la calle Cala Figuera, en el barrio palmesano Verge de Lluc. De repente, un vigilante de seguridad se percató de que había varios individuos dentro del recinto. A continuación avisó a su compañero y telefonearon a la Policía Local de Palma.
Los vigilantes se dirigieron hacia los talleres donde estaban los vagones. Allí se encontraron de frente con dos individuos. Uno huyó y el otro les arrojó una barra de hierro. Acto seguido, aparecieron otros dos sujetos en el lugar y se enfrentaron con los guardas.
Los empleados de seguridad de la sede de SFM se percataron de que se trataba de una banda de grafiteros que pretendía pintar los vagones. De pronto, un grupo de unos nueve jóvenes agredió a los vigilantes. Una lluvia de piedras cayó sobre ellos y una causó la fractura de un dedo a un guarda mientras se cubría la cabeza con las manos. Finalmente, los agresores lograron escapar.
Agentes de la Policía Local de Palma se personaron poco después en la sede de SFM para responder a la llamada de auxilio de los vigilantes. El guarda herido fue trasladado a un centro sanitario para ser atendido de las lesiones en un dedo.
A continuación, los policías abrieron una investigación para tratar de identificar a los autores del ataque a los vigilantes y proceder a su detención.
Los grafitis en los vagones se ha convertido en el principal acto vandálico que soportan los trenes de Mallorca. De hecho, SFM se gasta al año más de 100.000 euros en tratar de borrar estas pinturas de los convoyes.
Sangría económica
La empresa pública invierte esta abultada suma para tratar de adecentar los vagones que, al poco tiempo, vuelven a estar cubiertos por más grafitis. Esta limpieza ha supuesto una auténtica sangría económica para las arcas de la entidad. Solo durante el año pasado se contabilizaron 31 ´ataques´ con pintura a los trenes.
La limpieza de un solo vagón tiene un coste que oscila entre 800 y 1.200 euros. Ante la inversión a fondo perdido que suponía la continua eliminación de las pinturas de los trenes, SFM decidió a finales del pasado mes de marzo adoptar una decisión más drástica. Así, la empresa pública ha cubierto muchos de los coches con vinilo.
Este material tiene la ventaja de que impide que la pintura se adhiera en profundidad. Los vagones son mucho más fáciles de limpiar, aunque su instalación también tiene un coste elevado.
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