Denuncian que en ocasiones tienen que pagar a las «mafias» locales para evitar más destrozos
Las estadísticas hablan de un descenso en los robos en el campo, pero los agricultores sevillanos aseguran que la inseguridad cada vez es mayor y el problema es que la mitad de los que sufren robos no los denuncian porque ven que no sirve de nada.
Responsables de Unión de Pequeños Agricultoras de Andalcía (UPA-Andalucía) y de la Asociación de Regantes de Andalucía (Areda) han denunciado hoy cómo los robos afecta a sus instalaciones, a sus cosechas y hasta su propia seguridad, de tal manera que, dada la falta de vigilancia por los cuerpos de seguridad del Estado, han tenido que recurrir a la vigilancia privada, a redoblar turnos de trabajo para no dejar sola la maquinaria ni el área de cultivo e incluso a abonar determinadas cantidades a «mafias» locales para que dejen tranquilas sus parcelas.
Algunas comunidades de regantes señalan que sólo en contratar vigilancia privada pueden gastar en torno a los 12.000 euros al año a lo que se suma el pago por trabajos nocturnos que eviten dejar sola la parcela.
Para el secretario general de UPA-Andalucía, Agustín Rodríguez, el problema está en que no hay vigilancia, en muchos casos porque buena parte de los efectivos de la Guardia Civil, señaló se dedican ante todo a vigilar las carreteras mientras que «el campo está abandonado a su suerte». «Sólo hay una forma de solucionar este problema y es con más vigilancia», apuntó.
Los ladrones se llevan de todo del campo, desde el gasoil de las cosechadoras hasta las baterías, el cobre, los cables...muchas veces, cuentan los arroceros, se llevan pequeñas compuertas que se usan para regular el agua que apenas les pueden reportar unos euros su venta pero que destroza el sembrado.
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