El 28 de abril de 2010 le cambió la vida a Sofía Bessayah, vigilante de la empresa Seguridad Express, que se encontraba en el Camp Nou controlando la zona cercana a la que se ubicaban los seguidores del Inter de Milán. Una bengala le destrozó el pie y tras varias operaciones para reconstruírselo le ha dejado una minusvalía permanente, dolores físicos y trastornos psíquicos. A sus 33 años le han concedido la invalidez, no puede mover el pie, tiene que volver a pasar por el quirófano y no puede moverse sin ayuda de unas muletas.
Cuatro años y medio después ha conseguido que le escuchen en los Tribunales a pesar de que las partes implicadas se lavan las manos para eludir pagarle una indemnización que no paliará las secuelas físicas y mentales que padece. El Barcelona, la UEFA y 11 compañías aseguradoras se verán las caras mañana con ella en el juzgado de lo social número 29 a primera hora.
Sofía, que ha declinado hacer declaraciones por consejo de sus abogados, se ha sentido desamparada durante estos últimos cuatro años. Xavier Martorell, que era el jefe de seguridad del club en aquel momento, fue el único que se interesó por su estado cuando la ingresaron. El club trataba de que el incidente no pasara a mayores.
Otro vigilante de seguridad, Oscar Neira, también resultó herido, con una fractura en un dedo del pie y pérdida auditiva. Estos hechos reabrieron la polémica por el adecuado control en los accesos por los que entran los seguidores violentos. La parte demandante acusa al Barça y a la UEFA por permitir el acceso de material peligroso. El club azulgrana cree que es responsabilidad de la UEFA y del Inter.
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