El hijo de Mauro recoge la distinción a título póstumo concedida a su padre |
Ayer se hizo justicia con la figura de Mauro Fernández Pérez, fallecido hace un año, vigilante de Prosegur, que en marzo de 1990 fue tiroteado en un atraco. Hace 13 años, una banda de delincuentes italianos asaltó el furgón blindado de la empresa Brink´s Emece en Puerto de la Cruz, hiriendo a Mauro.
En un salón lleno hasta la bandera, su viuda y sus dos hijos recogieron la distinción con la que la Policía Nacional, dentro de los actos del Día de la Seguridad Privada, organizó ayer en la sede principal de Caja Rural-CajaSiete en Santa Cruz de Tenerife. Con este gesto, el cuerpo quiere agradecer la colaboración de la compañías privadas de seguridad.
Junto a los familiares de Mauro Fernández fueron reconocidos otros 13 vigilantes y una empresa de seguridad privada como homenaje a la labor que han desarrollado en la provincia.
En una entrevista concedida a la opinión de tenerife meses antes de morir, Mauro Fernández narraba cómo ocurrieron aquellos hechos en los que perdió la vida su compañero Francisco Luaces Fariña, de 23 años, asesinado a sangre fría de varios tiros de pistola. El agente, que ejerció su profesión durante 33 años, relató que fue alcanzado por dos proyectiles del calibre 7,65. Uno de ellos le atravesó el hombro derecho, mientras que el otro penetró por el costado izquierdo. Si Pérez logró salvar su vida fue tan solo porque al atracador se le encasquilló la pistola.
El atraco ocurrió cuando Mauro Fernández, que conducía, y su compañero, Francisco Luaces, se dirigieron al hotel Bonanza de Puerto de la Cruz a recoger 35 millones de pesetas, además de divisas del puesto de cambio de los alojamientos turísticos.
Mauro relataba con lágrimas en los ojos la última vez que vio con vida a su compañero y lo eternamente agradecido que quedó a un joven cirujano, el doctor Antonio Alarcó, que le operó de urgencias en el Hospital Universitario de Canarias, ya que su esposa trabajaba en la casa del médico.
"Yo no los vi venir, solo recuerdo a uno de ellos que desde atrás me ametralló [Ugo Nevi]. Traté de cubrirme en el sillón del blindado, pero él llegó a la altura de mi puerta y fue a rematarme. Abandoné el coche y me refugié en el hall del hotel; pero fui alcanzado por otro disparo. Luego, cuando trató de acabar con mi vida, la pistola se le encasquilló", rememoraba Mauro.
La Policía pronto cercó a los autores y dieron con Ugo Nevi, que cumplió condena por estos hechos en Tenerife II y el resto de la banda, Corrado Carnevali, Marco Fagiolo, Walter Brizi, su novia Laura Corso y Cesare Rosati, que fueron juzgados el 24 de noviembre de 1992 por el Tribunal de Lo Criminal de Roma.
Mauro Fernández también acudió al proceso, una etapa que recordaba con cariño y admiración hacia los Carabinieri que le prestaron protección y toda clase de desvelos.
Ayer no pudo recoger la mención a la que se hizo acreedor, pero su familia, rodeada del calor de muchos compañeros de profesión y de agentes del CNP con los que compartió jornadas hicieron que su ausencia fuese más llevadera.
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