La situación interna que se está viviendo el centro de internamiento de Es Pinaret es una auténtica bomba de relojería. Hace unos meses, el Govern decidió retirar de sus instalaciones a un grupo de vigilantes que, supuestamente, habían cometido prácticas de ideología neonazis, agredido a menores y habían estado involucrados en algunos enfrentamientos contra otro grupo de responsables de seguridad del citado complejo. Dichas acusaciones, por el momento, no han sido probadas.
Ahora, fruto de la guerra interna y de los diferentes bandos existentes en el centro de reinserción de menores, han salido a la luz pública las diferentes denuncias interpuestas y algunas fotografías muy reveladoras de la realidad más oscura que se vive dentro de los muros de la cárcel de los menores.
Un grupo de vigilantes han interpuesto una denuncia por acoso laboral contra la dirección, la empresa de seguridad responsable del personal de vigilancia y contra dos compañeros.
En la misma, interpuesta en los juzgados, se recogen una serie de episodios violentos, amenazas, agresiones y el supuesto acoso laboral que se ejerce desde la propia dirección.
Paralelamente, también hay varias denuncias interpuestas en el Cuerpo Nacional de Policía y en la Guardia Civil a las que Ultima Hora ha tenido acceso. En las mismas se recogen varios capítulos en los que uno de los vigilantes tuvo que acudir al hospital tras ser amenazado e insultado. «Has visto lo que le ha pasado a tu amiguito. Mierda no me mires así que te voy a tirar los dientes abajo. Cuidadito con las denuncias que soy el jefe y sé donde vives porque tengo todos tus datos», son algunas de las amenazas que constan en las denuncias.
Del mismo modo, también refleja otra acusación de amenaza, en esta ocasión esgrimiendo un arma blanca de un vigilante a otro.
En los próximos días, según confirman partes implicadas en el caso, se entregará nueva documentación y pruebas de «lo que está sucediendo en el interior del centro y que se está callando», añaden.
La Guardia Civil también recogió una denuncia en la que se demuestra el riesgo físico que corren algunos de los trabajadores a la hora de trabajar con menores conflictivos. «Nos llamaron para llevar a un chico a la habitación y cuando entramos comenzó a golpearme y dar patadas. Una vez en la habitación gregal (aislamiento) prosiguió amenazando e insultando».
La guerra sigue abierta y, ambos bandos, anuncian que en los próximos días sacarán a relucir todos los trapos sucios del centro de reinserción.
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