El vigilante de seguridad acusado de guardar un arsenal en su casa evita la cárcel al admitir los hechos.

El vigilante acusado de tener en el barrio de Los Ángeles de Alicante uno de los mayores arsenales de armas intervenido en la ciudad aceptó una condena de dos años de prisión al admitir los hechos en el juicio celebrado ayer en la Audiencia Provincial.

La conformidad cerrada entre las defensas y el fiscal le evitará ir a la cárcel, al carecer de antecedentes penales y haber estado ya en prisión preventiva por estos hechos tras su arresto en mayo de 2009. Además, la Audiencia le prohibirá el llevar cualquier tipo de arma durante los próximos cinco años , mientras que las que integraban el arsenal han sido decomisadas. Otros dos acusados más, un hombre que medió para la venta de una de las pistolas y el comprador de ésta, aceptaron también una condena de seis meses cada uno y la prohibición de llevar armas durante dos años.

En total había sesenta armas cortas (pistolas y revólveres); 39 armas largas (rifles, subfusiles, escopetas, etc.); 38 armas blancas (katanas, sables, dagas), así como cajas con abundante munición de distintos calibres y fabricantes; y granadas, minas, obuses. La mayor parte de este material estaba inutilizado, ya que una de sus fuentes de procedencia eran las subastas de armas que celebra periódicamente la Guardia Civil. Otras se adquirían a coleccionistas. En el caso de las armas inutilizadas se podían poseer en el domicilio sin limitación de número; otras estaban operativas y requerían de permiso, pero eran antiguas y necesitaban un tipo de munición que ya no se fabrica. Sin embargo, algunas de ellas habían sido manipuladas para volver a poder a utilizarse de nuevo. De hecho, la Policía detectó la venta de una de estas armas a un particular.

Según fuentes cercanas al caso, la defensa del vigilante iba a plantear que sufría un tipo de síndrome de Diógenes, que le hacía coleccionar estas armas de manera compulsiva. Se había llegado a pedir la declaración de un perito para hablar de este supuesto trastorno del acusado. La Fiscalía consideraba que en cualquier caso estos supuestos trastornos no limitaban sus facultades, por lo que era perfectamente imputable por estos hechos.

Hasta el punto de que la rebaja de la pena solicitada no se ha debido a razones médicas, sino a los estudios de las armas. Inicialmente se le pedían siete años de cárcel por un delito de tenencia armas y municiones de guerra. Con la conformidad de ayer se quedó en un delito de tenencia ilícita de armas penado con dos años. Fuentes cercanas al caso explicaron que un subfusil intervenido sí podría ser considerado un arma de guerra, pero el calibre de la munición que utilizaba no lo era.

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