Protestas por el colapso en los filtros de seguridad del aeropuerto de Lavacolla (Santiago).

El final del invierno no se ha notado en el clima, pero sí en el incremento del número de vuelos en el aeropuerto de Lavacolla. Las compañías incrementan sus ofertas con el cambio de temporada, y el número de usuarios de la terminal también sube.

Y ahí se produce el problema, según denunciaron varios pasajeros a través del portal Aeronoticiario SCQ. La queja se centra, según afirman, en que a pesar de que la nueva terminal compostelana cuenta con cuatro filtros de seguridad con sus correspondientes arcos detectores de metales, habitualmente solo está operativo uno de ellos, lo que provoca retrasos considerables a la hora de embarcar.


La polémica por los registros manuales realizados por los vigilantes de seguridad privada en los aeropuertos no afecta solo a la terminal compostelana, donde últimamente ha habido quejas de viajeros por el modo de realizarlos, ya que en algunos casos los efectúan por debajo de la ropa, manoseando partes íntimas, y levantando las prendas a la vista de todo el mundo.

Son numerosos los incidentes relativos a cacheos en muchos aeropuertos, y quizás por esta razón en mayo de 2008, la Dirección General de la Policía y de la Guardia Civil, dedicó su boletín informativo nº 25 a la Seguridad Privada. De hecho, en la información sobre los aeropuertos se hacía referencia a los artículos 1.3 y 67 de la Ley de Seguridad Privada, en la que se dice que la práctica del registro personal, "especialmente sensible por su incidencia en el ejercicio del derecho fundamental a la intimidad, deberá atenerse a los principios de integridad y dignidad, protección y trato correcto a las personas, evitando abusos, arbitrariedades y violencias, y aplicarse bajo criterios de congruencia y proporcionalidad".


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