Piden 10 años de cárcel para un vigilante de seguridad por guardar en casa un arsenal de proyectiles.

Juzgan al acusado de comprar todo tipo de armamento en la subasta de la Guardia Civil que almacenaba en su casa de Alicante para venderlo a bandas de delincuentes .

Acudía a la subasta de armas de la Guardia Civil como el que va al supermercado. De allí se surtía supuestamente para poner en el mercado ilegal armas de todo tipo, que almacenaba en su domicilio del alicantino barrio de Los Ángeles. La Audiencia Provincial de Alicante juzga en las próximas semanas a este individuo, Jaime M.G., un vigilante de seguridad de 52 años de edad, acusado de comprar de forma legal todo un arsenal para luego venderlo en el mercado ilícito a bandas de delincuentes. Un operativo del Cuerpo Nacional de Policía puso fin a su actividad en mayo de 2009.

Los agentes de la Policía Nacional hallaron en su vivienda la friolera de casi 140 armas cortas y largas, así como todo tipo de armamento explosivo y proyectiles, amén de sables, katanas y otros objetos para la lucha cuerpo a cuerpo, como los puños americanos. El Ministerio Fiscal solicita para él una condena de cárcel de 10 años entre rejas por un presunto delito de tenencia ilícita de armas y municiones de guerra y otro de tenencia ilícita de armas.

En el banquillo de los acusados se sienta también otros dos procesado por estos mismos hechos, de 36 y 26 años de edad. Al mayor de ellos se le relaciona como el presunto intermediario entre el comprador de las armas y los grupos criminales. El segundo y más joven se encuentra en la causa por ser sospechoso de comprar el armamento.

Estos dos procesados también fueron detenidos en el mismo operativo del Grupo de Delincuencia Violenta de la Brigada de la Policía Judicial de Alicante. A ambos se les imputa la comisión de un presunto delito de tenencia ilícita de armas por el que el Ministerio Público pide condenar con año y medio de cárcel a cada uno de los procesados.

El material intervenido por los agentes de la Policía Nacional consta de 60 pistolas y revólveres, 39 armas largas -rifles, fusiles, carabinas y escopetas, entre otros-, 38 armas blancas tales como katanas, sables, cuchillos, así como cuchillas de origen militar como las bayonetas. Pero el bombazo se hallaba entre las cajas de cartuchería. Allí guardaba el vigilante de seguridad material para una participar en una guerra con granadas, minas y obuses.

Según recoge el escrito de acusaciones del Ministerio Fiscal, al que ha tenido acceso este diario, Jaime M.G se encargaba de comprar el material en la subasta periódica del Instituto Armado, así como a particulares. Mientras, su presunto compinche, Agustín S.M., mediaba gracias a su nutrida red de contactos para poner el armamento en el mercado ilegal.

Antes, el arsenal era manipulado para poder ser utilizado, a la vez que los presuntos vendedores de armas ofrecían servicios de asesoramiento para que fuesen los mismos clientes quienes las pudieran manipular y taladrar para ser empleadas como armas de fuego reales, según sostiene el representante del fiscal en su escrito.

Armamento nazi

Muchas de las piezas decomisadas por el Cuerpo Nacional de Policía son auténticas armas que datan de la Segunda Guerra Mundial destinadas más al coleccionismo que para liarse a tiros en una reyerta. Así, entre el material hallado al acusado se encuentra un sable de caballería con la inscripción 'Fábrica Nacional de Toledo. Año 1.839', así como dagas de la mismísima SS de la Alemania Nazi.




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